La Fuerza Aérea Argentina se "rompió" en Malvinas, dió todo, en lo material y en lo espiritual. Los gobiernos democráticos y sus políticas "desmalvinizadoras" se ocuparon de destruir lo que aún quedaba en agonía, su alma.
Hoy la FAA no existe, solo es un montón de fierros viejos, con más "funcionarios" que "pilotos", más burocrátas que Brigadieres.
No podría ser de otro modo, la caballerosidad, el heroísmo y la belleza, son incompatibles con la fealdad, la cobardía y la mentira inherentes al Kirchnerismo, quien debe (necesariamente) destruir a la Fuerza Aérea Argentina.
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